domingo, febrero 19, 2006

Siempre si fue triste....

Ocupado, es lo único que puedo decir.

Si bien del trabajo no puedo hablar mucho, por cosa del contrato, y porque simplemente no gano nada en aburrir a aquellas personas que cayeron aquí buscando minifaldas en Yokohama (que parece ser la búsqueda mas popular), que de por si deben estar bastante decepcionadas; igual podre escribir sobre de lo que se supone que se trata este blog, y dejar a San Canuto y compañía en el olvido que se merecen. Mmm, nah, no hay mucho de que hablar sobre Japón por hoy, y ya es muy tarde para explicar que es el Setsubun 【節分】 y lo divertido que es tirar frijoles por toda la casa.

Así que, por ahora, y mientras alguien tenga interés en leer, o yo en escribir, regresa el estoico santo.

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Era una noche triste y Canuto tenia ganas de celebrar. Algo tenia esa noche de julio que lo ponía alegre, y el sabia que lo que era: el aroma de tripitas siendo fritas, traído por la fresca brisa desde las cercanías de Embajadoras. Nada como tan delicioso manjar para alegrar a un anciano, nada tan simple y llano.

Ansiosamente atravezo adoquinadas calles, rechazando la tentación que ofrecen otros puestos de taco. Chori-queso, cabeza, carne (de equino) asada. Nada de eso. Esta noche se celebra, y se celebra con intestinos de bovino.

"Oiga joven! dos de tripa y uno de cabeza, con salsa verde, pa' empezar!"

Entre el ruido del partido de fútbol, las repentinas llamaradas que despedía el asador al ser casi ahogada en la grasa que brota de los cortes de rojo chorizo silaoense (razón única por la que esa ciudad sobrevivio la insurrección de los veganos del '17) y la tremenda discusión metafisica efectuada entre un grupo de quincuagenarias, sobre si se baja de peso comiendo tacos con una sola tortilla o dos, el curtido taquero decodifico perfectamente la orden.

"... y una coca!"

El mundo había cambiado tanto, y tan poco. Mientras masticaba bocado tras bocado trataba de recordar porque era que lo hacia tan feliz algo tan sencillo.

"Oiga joven! dos de tripa y uno de cabeza, con salsa verde, pa' empezar!"

Deja vu. El sentimiento agrió por un momento el lo que masticaba en ese momento. Trato de ignorarlo, concentrarse una vez mas en la acidez del tomate verde de la salsa, en la textura tan tierna de las tortillas, en el dulce picor que queda en las encías, en como todo esto va de la mano con un trago de cola.

"... y una coca!"

Exasperado, solo alzo la vista lo suficiente para confirmar sus temores. Tiempo, envuelto nuevamente en esas ropas que tratan tanto de encajar en cualquier época, que parecen traje de político de mediados del siglo XX. Por si fuera poco, ni siquiera es el Tiempo que ya había aprendido a evitar ese asqueroso residuo de -vu al "aterrizar" en este plano.

"Buenos días, San Canuto".

"Son las 9pm".



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