Recientemente fui a Mexico con mi familia. Mi esposa quería llevar al chamaco a conocer a su otra patria. Eventualmente tendría que hacerlo, por que no hacerlo lo mas pronto posible.
Aproveche para ver rápido a mis amigos y comer chicharrón en casi cada comida. M'ijo se encargo de vomitar se en cada camión y carro que se subió. Mi esposa se encargo de estar alerta y no dejar un momento sin planear. No todo salio como planeado.
Desilusión, desesperación y desesperanza no fueron ajenas. Amigos que no vimos. Comida que no comimos. Pueblos que no visitamos. Pero nada de eso fue tan malo, es normal que mucho no salga de acuerdo al plan. Algo si me de dio tristeza. La cantidad de ocasiones en que alguien trato de joder fue generosa. Vendedores que no ponen etiquetas a sus mugres, personajes que no quisieron dar tickets de compra. La cajera mas pinche del D.F. Las tranzas por sms. El descaro con que venden métodos a toda voz para robarse la internet. El pinche mugrero en las calles y las feces en la banqueta. El que tomar un taxi en el DF requiera paranoia extrema. El que se roben los malditos botes de basura en lo que me habían asegurado era la zona posh y nice de chilangolandia. El mocoso que me la rayo cuando me pidió para una chalupa y le dije que fuera al DIF. Los tacos de hoja de jamaica. Dos minutos del canal trece. El que casi nos atropellaran por ser tan idiotas de respetar el semáforo. El okonomiyaki que vi en la frikiplaza. Pudo ser peor. Pero eso no lo hace menos jodido.
México es como su comida. Simple, sabroso, picoso, llenador y lleno de diferencias enormes entre regiones. Pero nunca sabes si tendrás diarrea o cólera mas tarde.