Tomen nota

Canuto, enfadado del zapping que tiempo hacia en su pobre sala, le pregunto a que hora se disponia a regresar al futuro.
"Cuando se me termine el veinte, no antes. Por alguna razon, el reloj que regulaba esta funcion murio hace un rato... debe de ser algo en el aire." Replico Tiempo. Se veia euforico, se escuchaba extrañamente feliz. Ciertamente algo en el aire lo afectaba, exceso de oxigeno.

Canuto recordo que tenia otras cosas que hacer, y viendo que no podia dejar a Tiempo solo, lo arrastro a sus asuntos. Esta noche tenia Sermon, pues era un dia de celebracion. A pesar de que su ritual comida de tacos se habia arruinado, la misa de las 25 aun tenia algo de esperanza. Esperanza repartiria sagrados brebajes de malta y rituales pizzas de queso gorgonzola.

Arreando a Tiempo como pudo, con todo lo que su edad y entrenamiento permitian, llego a la Catedral de Nuestro Sr. Bit de los Torrentes.

"Hermanos!" ladro, arrumbando a Tiempo en una banca cercana, "He llegado!"
El sonido de decenas de gadgets, game grampa's y perrogamis cerrandose al unisono retumbo como trueno.
"Esta noche, no se declamara solo para los miembros de la Iglesia de San Ignusios". Las barbas de canuto brillaban como botas recien boleadas.
"Esta noche, hermanos, no se declamara solo para los miembros del Discordianismo Zen, para la escuela de San Google, ni para los Pastafarios, del FSM nuestro"
La multitud no perdia detalle, gritando "Ramen" en cada pausa permitida.
"Hoy, esta noche, el sermon es..."
"Para toda la nacion"


Un "ramen" se escucho a tres cuadras de la catedral. Nadie se quejo, pues no habia nadie que se quejara. No solo las actividades de la comunidad vetarra reunida en San Bit traian gran movimiento economico y trabajo a la zona, principalmente en venta de cerveza y pizza, si no que fueron los que lograron que todo el estado fuera permeado por Interweb gratuita. Esto, finalmente arruino el principal negocio de Lissandro S.A. de C.V.

Camionetas negras comenzaron a acercarse, silenciosas, eficientes, de pesimo gusto.

"Esta vez les traigo la verdad, la unica y preciosa verdad."
Tiempo aun no se acostumbraba al exceso de oxigeno del aire, no podria sin su gadget regulatodo, que continuaba inservible, encadenado a su muñeca.
"Esta vez ni siquiera se necesita que encadenen, tormenten o sacrifiquen a su portador"
"La verdad que puede terminar con las guerras, y la ojaldrez en general"
"Lo mas importante, la verdad que terminara con la idiotez general en Internet!"

Cayo un silencio casi sepulcral. La respiracion comunal cayo en sincronia, esperando que las palabras fueran pronunciadas. Nunca antes la verdad habia sido dicha, sin su etiqueta de 9.90.

"Tomen nota..."

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