El Dr. Akita duerme no tranquilamente en su no tan tranquilo hogar. Al lado del futon se aprecia lo mejor que la comida para llevar puede ofrecer, cantidades enormes de envolturas de plástico y palillos desechables. El aroma de salsa de soya vieja denota la precisa cantidad de semanas desde que su hijo Bernardo salio hacia el misterioso país productor de chile habanero. No era tristeza o soledad la causante de tal poco interés en la salubridad, era simple y llana apatía. Eso, y que Bernardo era el que se sabia los días que pasaba la basura. El que sabia en donde poner la basura, también.
Un repentino, rítmico e increíblemente horrible sonido arrebata al doctor de su muy necesitado sueño. Asustado, con la cara pintada en blanco cadáver, trata de dar con el origen del sonido, a fin de acallarlo por la eternidad. Aun con el cerebro a medio dormir, entre su nublada vista, y mas nublado juicio, logro dar con la fuente de la auditiva torturan; un par de segundos mas tarde, las otrora perfectamente sincronizadas entrañas de un despertador de 100 yen decoraban caoticamente el otro lado del apaato, junto con los restos de otros aparatos que cometieron la osadía de cumplir con su única función de despertar. El Doctor trata de forzar su entrada a la alucinación colectiva que llamamos realidad, heroico esfuerzo que se va al demonio cuando involuntariamente pronuncia la fatídica frase "Aun las 7:55... dormir otros 5 minutos...".
De regreso a la comodidad del cálido futon, el cincuentón divorciado finalmente se sentía abrazando el elusivo estado de perfecta y reconstructiva jetones. Ondas θbailando, borrachas en adenosina, músculos relajándose, oídos haciendo lo posible por ignorar cualquier sonido. Una plácida sonrisa se dibujaba en el rostro de reconocido genetista, las ondas θdejaban el piso de la disco a las δ (que son mas chidas), y fue allí cuando sus glóbulos oculares iniciaron a un grupo de contracciones erráticas capaces de cantar y casi bailar sobre como perder su religión. Fue entonces cuando llego la visión, una visión que cambiaría el rumbo de la vida de al menos 3 personas, y que seria tema de platica de amas de casa por casi dos meses.
Akita se vio en en medio de un imposiblemente hermoso campo. Algo nunca visto en su vida (aunque, siendo un sueño, en realidad nunca lo ha visto), verdes a lo largo y ancho del horizonte, pasturas frescas, cielo azul, un sol amarillo y cálido. Ni una sola mancha de civilización, ni siquiera un camino, ni siquiera un 7Eleven. El Dr se sintió como cualquier humano en esta situación, rodeado de naturaleza. Fuera de lugar.
No mas fuera de lugar que el magnifico animal que estaba frente a el. No lo había notado hasta ahora, y no le importaba porque algo como un unicornio rosa mexicano había escapado su vista en los minutos (¿días, horas?) que llevaba en esa planicie, ni tampoco le importaba que la planicie ahora tenia un enorme océano, y una playa de arena blanca, y nada que tuviera que ver con una planicie. Algo tenia el unicornio que no lo dejaba mirar hacia otro lado, y, sufriendo de la nativa curiosidad que todo simio posee, visualmente trato de indagar mas sobre su equino y cornudo acompañante.
"¿Tengo algo en la cara? ¿Que buscas? No hay nada allí, soy una Yegua"
Una voz suave y digna se escucho. El unicornio... la unicornio nunca movió los labios al pronunciar estas palabras, probablemente por pena por una mala dentadura, o por el aliento a cebada y pan con pasas.
"Curioso" Atino a decir Akita, "¿Algún otra cosa que seas, además de rosa, hembra y unicornio?"
"También soy invisible. Mejor que contestes el teléfono."
Akita despertó de golpe, completamente consciente, inexplicadamente descansado y relajado. Inexplicadamente con antojo de pan con pasas. Recordó algo sobre el teléfono, y mientras se incorporaba para recoger el celular del particular lugar del suelo en donde siempre deja todo lo que traiga en las bolsas antes de dormir, este timbro.
-"moshi moshi"
-"Buenos dias, mi nombre es Canuto. Necesitamos de sus servicios."
-"Quiero pan con pasas" (¡¿De donde salio eso?!)
-"Espero le guste recien hecho. ¿Que le parece si nos vemos en 5 minutos?"
-"¿5 Minutos? ¡En 5 minutos apenas podria salir a la puerta de mi departamento!"
-"Alli lo esperamos, entonces."
Akita corrió hacia su puerta, por el ojo de pez vio a dos figuras definitivamente no japonesas esperando en el corredor. Una de estas con una enorme bolsa de pan. Una persona común y corriente pensaría en llamar a la policía. Akita pensó en ponerse ropa y preparar café. Era la primera vez que un posible cliente traía algo que desayunar. Era algo que merecía respeto. Además, según el anuncio de la compañía que lo tenia asegurado, con solo pagar no sufriría ni incendios, ni robos, ni combustión espontánea.
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Un repentino, rítmico e increíblemente horrible sonido arrebata al doctor de su muy necesitado sueño. Asustado, con la cara pintada en blanco cadáver, trata de dar con el origen del sonido, a fin de acallarlo por la eternidad. Aun con el cerebro a medio dormir, entre su nublada vista, y mas nublado juicio, logro dar con la fuente de la auditiva torturan; un par de segundos mas tarde, las otrora perfectamente sincronizadas entrañas de un despertador de 100 yen decoraban caoticamente el otro lado del apaato, junto con los restos de otros aparatos que cometieron la osadía de cumplir con su única función de despertar. El Doctor trata de forzar su entrada a la alucinación colectiva que llamamos realidad, heroico esfuerzo que se va al demonio cuando involuntariamente pronuncia la fatídica frase "Aun las 7:55... dormir otros 5 minutos...".
De regreso a la comodidad del cálido futon, el cincuentón divorciado finalmente se sentía abrazando el elusivo estado de perfecta y reconstructiva jetones. Ondas θbailando, borrachas en adenosina, músculos relajándose, oídos haciendo lo posible por ignorar cualquier sonido. Una plácida sonrisa se dibujaba en el rostro de reconocido genetista, las ondas θdejaban el piso de la disco a las δ (que son mas chidas), y fue allí cuando sus glóbulos oculares iniciaron a un grupo de contracciones erráticas capaces de cantar y casi bailar sobre como perder su religión. Fue entonces cuando llego la visión, una visión que cambiaría el rumbo de la vida de al menos 3 personas, y que seria tema de platica de amas de casa por casi dos meses.
Akita se vio en en medio de un imposiblemente hermoso campo. Algo nunca visto en su vida (aunque, siendo un sueño, en realidad nunca lo ha visto), verdes a lo largo y ancho del horizonte, pasturas frescas, cielo azul, un sol amarillo y cálido. Ni una sola mancha de civilización, ni siquiera un camino, ni siquiera un 7Eleven. El Dr se sintió como cualquier humano en esta situación, rodeado de naturaleza. Fuera de lugar.
No mas fuera de lugar que el magnifico animal que estaba frente a el. No lo había notado hasta ahora, y no le importaba porque algo como un unicornio rosa mexicano había escapado su vista en los minutos (¿días, horas?) que llevaba en esa planicie, ni tampoco le importaba que la planicie ahora tenia un enorme océano, y una playa de arena blanca, y nada que tuviera que ver con una planicie. Algo tenia el unicornio que no lo dejaba mirar hacia otro lado, y, sufriendo de la nativa curiosidad que todo simio posee, visualmente trato de indagar mas sobre su equino y cornudo acompañante.
"¿Tengo algo en la cara? ¿Que buscas? No hay nada allí, soy una Yegua"
Una voz suave y digna se escucho. El unicornio... la unicornio nunca movió los labios al pronunciar estas palabras, probablemente por pena por una mala dentadura, o por el aliento a cebada y pan con pasas.
"Curioso" Atino a decir Akita, "¿Algún otra cosa que seas, además de rosa, hembra y unicornio?"
"También soy invisible. Mejor que contestes el teléfono."
Akita despertó de golpe, completamente consciente, inexplicadamente descansado y relajado. Inexplicadamente con antojo de pan con pasas. Recordó algo sobre el teléfono, y mientras se incorporaba para recoger el celular del particular lugar del suelo en donde siempre deja todo lo que traiga en las bolsas antes de dormir, este timbro.
-"moshi moshi"
-"Buenos dias, mi nombre es Canuto. Necesitamos de sus servicios."
-"Quiero pan con pasas" (¡¿De donde salio eso?!)
-"Espero le guste recien hecho. ¿Que le parece si nos vemos en 5 minutos?"
-"¿5 Minutos? ¡En 5 minutos apenas podria salir a la puerta de mi departamento!"
-"Alli lo esperamos, entonces."
Akita corrió hacia su puerta, por el ojo de pez vio a dos figuras definitivamente no japonesas esperando en el corredor. Una de estas con una enorme bolsa de pan. Una persona común y corriente pensaría en llamar a la policía. Akita pensó en ponerse ropa y preparar café. Era la primera vez que un posible cliente traía algo que desayunar. Era algo que merecía respeto. Además, según el anuncio de la compañía que lo tenia asegurado, con solo pagar no sufriría ni incendios, ni robos, ni combustión espontánea.
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