De nuevo en la oficina de la calistenia.
En la nueva vieja chamba, a la hora de la comida se acerca dulce y tierna chamaca a mi asiento. Pone una nota con su nombre, su edad, sus gustos (una fanática del badmington y la pasta) y su teléfono. La nota esta decorada con un dibujo de una jirafa. Traje sastre, ajustado. Falda a las rodillas y maquillaje sobrio pero jovial. Me sonríe con dientes peque?os y perfectos.
Esto me huele mal.
La chamaquita vende seguros. Detrás de ella, una vieja matrona, escondiéndose en las sombras, le dice que preguntar. "Ponga aquí su nombre, su cumpleaños, su teléfono". Sonrío, pero no en respuesta a la linda mocosa, sino sonrío por todo el problema que necesito para entrar a esta oficina (pasar dos puertas de alta seguridad, guardias y cosas que mi contrato no me permite decir), solo para ver a dos personas que no tienen nada que ver con el laboratorio entrar y obtener información personal de los empleados, usando sexo y jirafas.
Lastima que no entiendan que el correo jaja@oraveras.com no las llevara a ningún lado.
Lastima que volverán la próxima semana, con panfletos y mas maneras de no dejar comer a gusto.
Lastima que voy a salir a comer al lado del río, por que comer a oscuras como que ya no es lo mio.
Por lo menos no son las rucas de la otra chamba, a las que les dije que venia de Rusia, y que es un deshonor a la patria el comprar un "seguro".
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