Mi honorable padre gusta tremendamente de manejar. Es como su superpoder, puede atravezar media sierra madre sin problemas en un vocho del '83 con medio tanque de gasolina, practicado conocimiento del motor de combustion interna, sistema de frenos, aerodinamica, y un mapa interno de corrientes de aire y diferencias en campos gravitatorios, y unos cuarenta cassetes de rock setentero, con un par de rolas de Miguel Mateos, para equilibrar.
Como todo superpoder, el suyo viene con un kit de habilidades secundarias, algunas mas pasivas que otras. Una de las mas espectaculares que tiene es la de encontrar taquerias, fondas, cenadurias y puestos de birria en donde tenga que detenerse.
En una de las travesias cross country, pasando por Zacatecas (o algun estado cercano, eso no es importante), su sentido taquero fue activado. Curiosamente, algo tambien me cambio de humor, de estar a punto de cantar gargaras, a tener un hambre de sangre, guerra, y salsa roja.
Dimos con un lugar llamado "El pata". En medio de la nada, mas limpio, poblado y lleno de deliciosos aromas. Mientras el patriarca obtenia una mesa, un electrico zumbido, una electromagnetica sensacion que todo gamer 90ntero reconoceria, me llamo a una parte no inmediatamente visible de la entrada. Tres o cuatro maquinas de Samurai Shodown. La primera vez que la llegue a tocar.
Cortes perfectos, justo la cantidad perfecta de fuego.
Y los tacos estaban reguenos
#30dias30juegos
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