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“Temed al hombre que no tiene idea de lo estúpido que es,
si vosotros requerid mayor explicación, alejaros de mi!”
San Canuto, 1994
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El día de hoy comenzo de la misma manera en que siempre lo ha hecho, con un grito, un par de golpes y una nueva cortada en la mejilla. Siendo la única persona viviendo en su cómodo y pequeño departamento, y la única navaja disponible siendo una creada a partir de un par de tijeras de seguridad, se podría decir que es casi una proeza comenzar tan mal el día. Casi tan increíble como abrir un cartón de leche sin desperdiciar una gota, pero no tan glamoroso.
Sobre la recurrente mejilla sangrante, la explicación oficial es que no se podría esperar menos cuando uno se rasura con una navaja adaptada de un par de tijeras de seguridad, afiladas magistralmente utilizando la pata de una vieja silla plegable. El porque usar tal artificio en lugar de un rastrillo es tan lógico como varias creencias judeo-cristianas, y como tales, también esta cubierta en dogma. La razón del grito se explica con un gallo con un peculiar y desarrollado gusto por la carne humana. Los dos golpes, que usualmente ocurren a diferentes horas cada mañana, en ocasiones con todo y generoso pilón, rara vez tienen explicación favorable.
-"Oye, tio, abre la puerta!"
Siendo que su nombre no era Tio, ni siquiera volteo a ver el umbral a su habitación, y continuo en la laboriosa acción de afilar la navaja con la pata de aquella vieja silla. Hubiera continuado esta situación de no ser que inmediatamente después una no precaria cantidad de ruido proveniente de la puerta, semejante al de una persona golpeando su cabeza con la puerta metálica, le impedía concentrarse en su labor. Despues de dos minutos de espera, y un par de indiscretas miradas por parte de su gallo carnívoro, decidió finalmente tratar de averiguar cual era la razón de que su puerta fuera elegida para emitir tanto alboroto. Después de todo, como todo ser humano, este particular espécimen también era curioso.
-"Abre la puerta! Se muy bien que estas allí!"
La costumbre y cultura indica precaucion antes de abrir la puerta, particularmente cuando la persona fuera parece estar poseída por incontenible rabia.
-"Digame?"
-"Porque no abres la puerta?"
-"Hay alguna razón para hacerlo?"
-"O abres la puerta, o la abro!"
-"Perfecto, porque tengo mucho que hacer"
Una vez aclarado el punto de lo innecesario que seria abrir la puerta, ya que su interlocutor claramente tenia medios para hacerlo por si mismo, la persona que definitivamente no tiene como nombre "Tio" regreso a la tarea de afilar sus tijeras de seguridad hechas navaja. Dos o tres minutos de relativa tranquilidad fueron suficientes para que el filo requerido fuera logrado, algunos momentos antes de que el ruido volviera.
-"Abreme! Tio!"
-"No hay ningún tio, pero, adelante"
-"LA PUERTA ESTA CERRADA!"
En este momento, le quedo claro que esta persona no puede abrir la puerta por si misma, a pesar de la declaración anterior. Encogiendose de hombros, y provechando que ya iba de salida, abrió la puerta. justo en ese momento, si usted estuviera viendo una película, aquí escucharía dos puñetazos, seguidos de una caída seca.
3 comentarios:
Jajá jajá...
Espero con ansias la siguiente entrega... ¡me encanta tu narrativa!
あとで読む。
De verdad que tu narrativa no tiene par mi querido Inu. Siempre disfruto mucho leer lo que escribes...Maruchan
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