Una semana ha pasado desde que Canuto regreso en donde se quedo en su "natural" linea vital. "Donde se quedo" no era un episodio particularmente fácil de soportar, menos de sobrevivir. Aun con el cuerpo lleno de nanites*, tendría que hacer una completa coreografía de Ramen-do con tal de evitar hospedar en su cráneo siquiera una bala. Nada que un predicador de la palabra del gran Spaguetti no tuviera bajo control, pero no dejaba de ser un enfade.
Después de despachar a los simios de Lisandro decidió dedicarle una visita. Buen religioso, su deber el regresar cada favor. Además, quedaba de camino a su casa, y estaba mas que seguro que el time lag no lo dejaría dormir. Necesitaba la actividad.
La seguridad que rodeaba la casa del gobernador era constituida por profesionales mercenarios cuya inmediata lealtad a su patrón parecía fincada en la anacronismo era del bushido, estaba mas fincada en la mordelona realidad mexicana del siglo 20. Todo se puede resolver pacíficamente teniendo la cantidad adecuada. Canuto nunca ha creído que esa cantidad deba de exceder lo que traiga de bolo en su parca.
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Un incendio ilumino la ciudad de Gto como nunca antes. Esta iluminación continuo por tres días y tres noches. El antiguo edificio de gobernación, mas bien, la zona general en donde antes tal construcción existía, quedo reducida a una cuenca cubierta por cerámica. Esto no hubiera sido posible de no ser por el histórico valemadrismo del valeroso equipo de bomberos, a quien generosamente le habían recortado el presupuesto al 10% a principios del año fiscal. Por deseos del gobernador Lisandro. Gobernador que misteriosamente desapareció junto con el incendio, y nadie lo quiso buscar.
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Zen y Ramen para una vida mejor.
Restaurado el orden del universo, Canuto se sienta frente a su inugami. Con un plato de pasta con salsa puttanesca al lado, y dos litros de Coca cola al otro inicia la escritura de un libro que causaría una revolución cultural, una prematura era glaciar (de la que se culpo al aumento sin precedente en la población de piratas) y lo mas importante: montones de dinero en regalías. El secreto esta en el titulo, a la gente le gusta mas el Ramen que las motocicletas.
Después de despachar a los simios de Lisandro decidió dedicarle una visita. Buen religioso, su deber el regresar cada favor. Además, quedaba de camino a su casa, y estaba mas que seguro que el time lag no lo dejaría dormir. Necesitaba la actividad.
La seguridad que rodeaba la casa del gobernador era constituida por profesionales mercenarios cuya inmediata lealtad a su patrón parecía fincada en la anacronismo era del bushido, estaba mas fincada en la mordelona realidad mexicana del siglo 20. Todo se puede resolver pacíficamente teniendo la cantidad adecuada. Canuto nunca ha creído que esa cantidad deba de exceder lo que traiga de bolo en su parca.
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Un incendio ilumino la ciudad de Gto como nunca antes. Esta iluminación continuo por tres días y tres noches. El antiguo edificio de gobernación, mas bien, la zona general en donde antes tal construcción existía, quedo reducida a una cuenca cubierta por cerámica. Esto no hubiera sido posible de no ser por el histórico valemadrismo del valeroso equipo de bomberos, a quien generosamente le habían recortado el presupuesto al 10% a principios del año fiscal. Por deseos del gobernador Lisandro. Gobernador que misteriosamente desapareció junto con el incendio, y nadie lo quiso buscar.
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Zen y Ramen para una vida mejor.
Restaurado el orden del universo, Canuto se sienta frente a su inugami. Con un plato de pasta con salsa puttanesca al lado, y dos litros de Coca cola al otro inicia la escritura de un libro que causaría una revolución cultural, una prematura era glaciar (de la que se culpo al aumento sin precedente en la población de piratas) y lo mas importante: montones de dinero en regalías. El secreto esta en el titulo, a la gente le gusta mas el Ramen que las motocicletas.
Ra~men.
*moleculares automatones que reparan cualquier herida en segundos, desarrollados originalmente como un metodo anti-calvicie.
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