jueves, marzo 15, 2007

Mictlan, esquina con Hades. Domicilio conocido.

"¿Alo? ¿Canuto, siii? ¿Me trajiste un poni rosa? ¿tres? ¡Ay, que lindo! Si, ahorita mando a alguien." Izanami-chan, mejor conocida en otros lares como "la muerte", cerro su increiblemente decorado celular mientras ordenaba a su sirviente a la puerta. Xolotl.

Xolotl ha sido fiel a la familia Muerte desde que tuvo uso de razon. Desde que era un joven y tierno cachorro ayudo a los planes del otro mundo, corriendo a la humanidad del infierno, llevandoles fuego, devorando al mortal que se atreviera a mirar feo sus pies. Ya adolescente, obtuvo el puesto de guia oficial, junto Anubis. Este trabajo lo encontraba muy divertido, la paga era buena, las horas cortas, y podia botanearse a los nuevos descorporeados sobre como le echaba la mano al Sol para que no se apagara cuando se sumergia en el Atlantico (hasta que Copernico termino con el chiste). A la salida de la chamba se tenia tiempo de ir a jugar basket callejero con Virgilio y Caronte.

Mientras caminaba hacia el portal que separaba el Hades de la zona mortal, Xolotl imaginaba que aventuras traeria el vivo. ¿Tendria que pelear contra el por el pasaje? ¿Lo llevaria a pasear hasta el ultimo circulo del infierno? No importaba que fuera, tendria que causar una buena impresion. "Todo es cosa de la apariencia" se dijo, "Nadie se asusta de esqueletos en estos dias... pero aun puedo traer pesadillas con mi otra cara".

"Ah, Fido, ¿que onda? Mira, traigo prisa, ¿le puedes llevar a estos cuates a la señorita Izanami Muerte? De parte de Tiempo y Canuto. Nos vemos".

Xolotl no tiene mas que ofrecer que una mirada vacia ante los tres potros. Los potros no ofrecen mas que un trio de igualmente vacias, pero inexplicablemente tiernas y tranquilizadoras, miradas al hijo de Cuatlicue. Nada de aventura, entonces. Nada que platicar despues del partido del sabado. Un par de toquidos suenan en el portal.

"Ah, Sam, se me olvidaba, esto es para ti. Es muy efectivo." El portal se cerro casi tan pronto como fue abierto. Xolotl regreso sin prisa ni prosa hasta la residencia de la Muerte.

Xolotl se equivocaba sobre no tener nada de que platicar. Caronte y Virgilio rieron al escuchar como Izanami-chan salto y grito y rio como demente cuando este llego con tres bolas vivientes de pelo rosa. Rieron aun mas cuando comento la vehemente opinion del resto de la familia al encontrar estiercol en la cochera del morti-mobil. Calleron al suelo al ver las fotos de los animales con cada filamento capilar parado por la estatica que solo uno de los dioses del relampago puede crear. Al regresar, Xolotl tomo un relajante baño con el regalo del mortal. "Jabon del perro agradecido".

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