El puntual Dr. Akita llego al laboratorio justo a las 15:47:33. No era la hora acordada, porque nadie acordó ninguna hora, solo que el Dr tenia que hacerlo notar, para no perder la costumbre, y para fastidiar al técnico que lo llamo.
"Que paso?"
El Dr. Akita no estaba particularmente contento.
"Akita Sensei! Tenemos una situacion desastrosa!"
Exclamo a todo pulmón un joven técnico. Flaco, pálido por falta de exposición al sol, cabello corto estilo "corte a 1000 yen en menos de 10 minutos", malamente teñido de naranja.
"Que paso?"
La paciencia con la gente tampoco era una de sus virtudes. Sus rasgados ojos hicieron notar que se preparaba para atacar, a menos que la excusa fuera buena.
"Le pido mi mas sincera disculpa, no tengo excusa alguna!"
Este técnico seguramente no tenia una semana trabajando.
"Que paso?"
Tal vez seria la ultima semana que trabajaria aquí.
"Es toda mi culpa, mi falta de capacidad, soy una..."
Fue lo lo ultimo que pudo pronunciar. Por un solo instante el técnico se atrevió a mirar a los ojos al Doctor. Ojos negros, concentrados en una sola cosa, averiguar como deshacerse de un cadáver. Su cadáver, el cadáver de un pálido técnico con pelos naranjas. El miedo se apodero de el, así que hizo lo que su instinto de supervivencia le indico.
El técnico se desmayo.
Aun quedaban dos o tres técnicos, su conteo era algo difícil, ya que parecían haberse fusionado con la esquina mas cercana a la salida.
Respirando hondo, el Dr. Akita les pregunto.
"Que, *ahem*, paso?"
Una diminuta interna, escondida tras grandes gafas, temblorosa, respondió.
"Uno de los cigotos, de los que teníamos para practicar el cambio de sexo, desapareció. No tenemos idea como. Posiblemente un descuido del técnico, algún error con el experimento..."
Trato de ver y descifrar la reacción del Dr. No veía intento asesino en sus ojos, tan solo una enorme cantidad de hastío. Comenzaba a abandonar la ligera pausa en su respuesta, en pos de un grupo de posibles explicaciones mas, cuando el respetable Doctor, en tranquila y grave voz dijo.
"Okay... se perdió un cigoto, un grupo de células, invaluable grupo de células. Para ahora, en donde se haya perdido, ya no existe. No hay manera de recuperarlo. Así es la vida. Clonen otro si hay tiempo, si no, no hay problema. Traten de entender que paso, y eviten tener este error cuando estemos trabajando con nuestros clientes"
El ambiente cambio como por arte de magia. El Doctor se despidió, evitando pisar al caído. Este parecía recobrar la conciencia para entonces. Trato de decir algo, y, para su fortuna, no pudo.
El Doctor solo dijo una cosa mas antes de cerrar la puerta a la calle:
"No toquen nada que tenga mi nombre."
El ruido de la puerta al cerrarse coincidio con el de un cráneo forrado en naranja golpeando el suelo.
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